AMBIENTE | FALSAS ORCAS EN USHUAIA


  • Una manada de falsas orcas (Pseudorca crassidens) ingresó a la bahía de Ushuaia, acontecimiento que convocó a cientos de personas que se aproximaron a observar a los cetaceos
  • Los animales embistieron la costa y estuvieron a punto de provocar un varamiento masivo. Varias persona intervinieron y rescatando a los animales atrapados en las rocas

El pasado domingo 13 de febrero un nutrido grupo de falsas orcas sorprendió a la ciudad de Ushuaia al ingresar a la bahía y protagonizar un dramático episodio que casi concluyó en un varamiento masivo. A pesar del mal clima y de la tormenta de viento y lluvia que se desarrollaba en ese momento, cientos de vecinos y vecinas de la ciudad y numerosos turistas, se aproximaron a la costa para presenciar el acontecimiento. Frente a la angustiante situación, algunas personas se adentraron en las frías aguas para intentar ayudar a los animales que quedaron atrapados en las rocas. El hecho puso en evidencia diversas cuestiones sobre las cuales, como sociedad, debemos reflexionar.

Grupo de falsas orcas (Pseudorca crassidens) en la Bahía de Ushuaia - Foto: Ulises Balza

La provincia de Tierra del Fuego, y en especial la ciudad de Ushuaia, tiene características muy particulares (debido principalmente a su ubicación geográfica) que convierten la vida de quienes la habitan en una experiencia vinculada estrechamente con el ambiente natural. La irrupción de animales silvestres como ballenas, zorros, pingüinos o, en este caso, animales de la familia de los delfines como la falsa orca, son habituales y siempre resultan un espectáculo que convoca a numerosos vecinos y vecinas. Sin embargo, la incursión de esta manada tuvo un componente dramático asociado que generó gran impacto en quienes contemplaban la escena: los animales embistieron desenfrenadamente contra las rocas de la costa, quedando varados en las mismas e imposibilitados de regresar al agua. Ante tal espectáculo, un grupo de personas tomó la decisión de adentrarse en las aguas en un desesperado intento por rescatar a cuantos individuos pudieran. Más tarde, se sumó personal de prefectura a los esfuerzos y finalmente las falsas orcas retornaron al mar. Un final feliz, ¿verdad?

Sin embargo, quedan muchas cuestiones para analizar, cómo la intervención humana en procesos naturales, la interacción de la sociedad fueguina con la fauna silvestre, la necesidad de información veraz y certera sobre el ambiente que nos rodea y los protocolos de acción y contención del estado, entre tantas otras. Frente a este tipo de acontecimientos caben diversas preguntas. ¿Debemos intervenir? ¿Cómo se debería actuar? ¿Qué consecuencias puede acarrear nuestra intervención? ¿Deberíamos hacernos a un lado y dejar que las cosas sigan su curso natural? Son preguntas que no tienen una única respuesta y que al día de hoy representan un debate no cerrado, pero para poder entender el alcance de las mismas y las implicancias que tienen sus posibles respuestas, primero necesitamos información. Mucha información. 

Un grupo de personas intervino y rescató a los animales de la costa - Foto: Ulises Balza

Pero empecemos por lo básico. ¿Qué son las falsas orcas? 

Se trata de un mamífero marino de la familia de los delfines cuyo nombre científico es Pseudorca crassidens. Su nombre vulgar, falsa orca, surge de la similitud que tienen con su pariente lejana la famosa orca. No existen muchos datos acerca de la vida silvestre de estos cetáceos y la mayoría de los que se conoce sobre ellos surge de animales en cautiverio y ejemplares varados. Los machos pueden alcanzar una longitud de hasta 6 metros y un peso de 1300 kg, mientras que las hembras pueden llegar a medir 5 metros y pesar 1000 kg. Su cuerpo es de color completamente negro o gris oscuro. Poseen fuertes y grandes dientes curvos similares a los de las orcas. La longevidad máxima registrada es de 62 años para la hembra y de 58 años para el macho. Habitan en casi todos los mares del mundo, principalmente en mar abierto y zonas medianamente profundas, por lo que no es frecuente avistarlas en lugares como el Canal Beagle. 

Como otros cetáceos de características similares, como la ballena piloto calderón, los varamientos masivos de estos delfines no representan un hecho extraordinario. Existen numerosos registros históricos que dan testimonio de eventos protagonizados por varios cientos de ejemplares, como el varamiento sucedido en Mar del Plata en 1946 donde más de 800 animales perecieron en las playas de aquella ciudad, causando gran impresión en los habitantes de la misma. 

Varamiento masivo en Mar del Plata, año 1946. El hecho involucró a más de 800 ejemplares

¿Por qué se producen los varamientos? ¿Son procesos naturales?

En primer lugar es importante comprender que los varamientos suceden todo el tiempo y forman parte de procesos totalmente naturales, aunque las acciones antrópicas también pueden causarlos. Entender los varamientos y sus causas es fundamental para tomar decisiones a la hora de intervenir (o no). 

Para empezar, el varamiento no necesariamente representa la muerte del animal. Las orcas, por ejemplo, tienen la capacidad de varar voluntariamente para atrapar sus presas, y luego regresar al agua sin mayores inconvenientes. Sin embargo, en la mayoría de los casos los varamientos son accidentales y puede involucrar a un ejemplar, un puñado o inclusive a cientos. Estos últimos son conocidos como varamientos masivos. Las causas pueden ser muchas. Dentro de las naturales, los varamientos pueden producirse a consecuencia de enfermedades, vejez, desnutrición, desorientación debido a factores geográficos, ambientales o geológicos. También la amenaza de depredadores puede provocar que, en su afán por escapar, los cetáceos queden acorralados y terminen varando. Muchos fueguinos recordamos aquella vez en la década de los 90 cuando un grupo de orcas acorraló a un ballenato en las costas de Ushuaia, espectáculo que pudo ser apreciado por gran cantidad de vecinos que se acercaron al lugar. O el caso más reciente de la ballena minke que también, al ser perseguida por orcas, varó en Bahía Golondrina, en cercanías del aeropuerto en el año 2004.

Ballena minke vara en Bahía Golondrina, año 2004

Los varamientos por causas antrópicas, es decir, aquellas relacionadas con el accionar del ser humano, pueden deberse a enmallamientos en redes u otras artes de pesca que impiden a los cetáceos salir a respirar y se ahogan, y los que logran escapar suelen hacerlo con heridas o mutilaciones que eventualmente les causan la muerte, inanición por reducción de sus fuentes de alimento, colisión con embarcaciones, contaminación por basura marina, derrames de petróleo u otras sustancias tóxicas, tráfico marítimo excesivo, pruebas de sonares y exploraciones petroleras utilizando cañones sónicos, entre otras.

Aunque los investigadores suelen realizar estudios de los animales muertos en estos acontecimientos, lamentablemente en la mayoría de los casos determinar la causa del varamiento es sumamente difícil.

Entonces, estamos en presencia de un acontecimiento que es mucho más frecuente de lo que pensamos comúnmente, protagonizado por una especie de la cual se sabe, debido a numerosos registros, que suele incurrir en varamientos masivos, y que, a pesar de que existen factores antrópicos que pueden provocarlos, es muy difícil de determinar su causa, por lo que bien podría tratarse (y es lo más probable, ya que los varamientos debido al ataque de predadores es muy frecuente) de un proceso totalmente natural. Ante esta información con la que ahora contamos, es válido preguntarse ¿corresponde intervenir para modificar el desenlace? Antes de intentar una respuesta, aún hay otros aspectos a tener en cuenta.

En el caso de intervenir, ¿cómo se debe proceder? ¿Cuáles pueden ser las consecuencias de nuestras acciones?

El domingo fuimos testigos de una escena angustiante y desesperada. Decenas de animales de gran porte fueron arrojados hacia las filosas rocas desorientados, heridos y totalmente aterrorizados. Frente a esta situación, quienes presenciaban la escena reclamaban el accionar de las autoridades para rescatar a los animales. Algunas personas no pudieron resistir más y decidieron ingresar al mar y con su propia fuerza, haciendo frente al agua helada y al clima poco hospitalario de la jornada, comenzaron a desplazar a los cetáceos hacia aguas más profundas, en un intento desesperado por salvarles la vida. Todo salió bien. Por suerte las falsas orcas encontraron el camino y pudieron salvarse y no hubo que lamentar ninguna tragedia, aunque todo podría haber sido muy diferente. 

En primer lugar no podemos perder de vista que estamos hablando de decenas de animales de alrededor de una tonelada de peso y más de cinco metros de largo, con poderosos dientes y fuertes extremidades, revolcándose desesperadas en la orilla de un mar helado. La maniobra ejecutada por quienes las rescataron podría haber resultado en personas gravemente heridas víctimas de mordeduras, coletazos o aplastamiento. Es importante recordar que los cetáceos son animales salvajes, y que ante situaciones estresantes como lo son varamientos, pueden tratar de defenderse. En cuanto a los animales, es importante entender que sus cuerpos no están preparados para soportar su propio peso, y rodarlos o empujarlos en las rocas puede provocarles heridas internas que más tarde terminaran con sus vidas. Tironearlas de la cola o las aletas, como se ve en algunos videos registrados en la jornada, también puede provocarles daños serios que les impedirá navegar correctamente. Es por todo esto que existen técnicas para los rescates y solo deben ser ejecutadas por personal capacitado. Además, en el caso de que regresen al agua, si estos animales están huyendo de un depredador deberán enfrentar nuevamente el peligro que provocó el varamiento, por lo que es muy probable que el mismo ocurra nuevamente. Y si el hecho tiene que ver con cualquier otro de los factores antes mencionados (enfermedad, desorientación, etc) lo mismo volverá a ocurrir. Si esto sucede, solo se habrá prolongado el sufrimiento de los animales, a la vez que se pusieron en riesgo vidas humanas en el proceso. 

Entonces, ¿debemos permanecer al margen? ¿Debemos dejar morir en las costas de la ciudad a decenas de animales frente a la mirada de cientos de personas? ¿Por qué no? Se trata de un aspecto más de la maravillosa naturaleza que nos rodea. ¿Acaso correríamos a rescatar a un cardumen de sardinas arrastrado a la playa por una marejada? ¿O lo contemplaríamos como una curiosidad más? De todas formas, el impulso humano de querer rescatar de la muerte a un ser sintiente, poniendo en riesgo la propia vida, es algo que pone en evidencia nuestra enorme capacidad de empatizar, actitud que no puede serle reprochada a nadie. Si este impulso es orientado por información y conocimiento, puede guiarnos a grandes resultados.

En definitiva estamos frente a un debate que está lejos de cerrarse. Lo importante es que siempre que se decida intervenir se lo haga contando con la mayor información posible y de la forma más adecuada. Queda en evidencia la necesidad de protocolos y personal entrenado, con conocimientos y capacidad de respuesta para intervenir en situaciones como esta, brindando información, conteniendo a los espectadores y utilizando todas las herramientas disponibles para decidir el mejor curso de acción. Es innegable la avidez creciente de la sociedad fueguina por entrar en contacto con ese ambiente natural que nos rodea. Estos acontecimientos representan oportunidades únicas para que eso suceda. 


Abel Sberna

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