HIstoria | Los náufragos del Duquesa y el primer Klóketen europeo
- En 1893 naufragó con 28 personas a bordo el buque ingles Duchess of Albany en las costas de Península Mitre.
- La tripulación completa sobrevivió al naufragio, pero no todos regresaron a Europa luego de ser rescatados.
- Los restos de la embarcación aun descansan en la costa norte de Península Mitre, muy cerca de Caleta Policarpo, pero el efecto del clima, la marea y el tiempo está a punto de hacerlo desaparecer.
Los motivos del naufragio nunca se terminaron de esclarecer. Algunos piensan que hubo un error de cálculo al tratar de refugiarse de una tormenta, mientras que otros sostienen que el varamiento fue deliberado para deshacerse de una embarcación a vela que quedaba obsoleta con el surgimiento de los buques a vapor. Lo concreto es que, en horas de la madrugada del 13 de julio de 1893, el Duchess of Albany, la embarcación inglesa de tres palos y casco metálico que viajaba desde Río de Janeiro, Brasil, hacia Valparaíso, Chile, encontró su destino final en las extensas playas del norte de Península Mitre. Allí, a pocos kilómetros de Caleta Policarpo, en una zona que muy poca gente se aventura a recorrer, descansan los restos del velero ingles que hasta nuestros días ha resistido el efecto del clima, las mareas y el tiempo.
El Duchess of Albany navegando |
Mucho se puede contar de esta embarcación. El mascaron de proa que la engalanaba es la pieza fundante del Museo del Fin del Mundo, la cual corona la sala principal del mismo y atrae las miradas de toda persona que lo visita. Los restos “del Duquesa” (como se lo conoce popularmente) fueron todo un misterio durante muchísimos años luego de su naufragio y quienes recorrían la costa atlántica por aquellos tiempos se sorprendían de encontrar la imponente figura del velero de 77 metros de eslora descansando sobre las arenas en aquél recóndito lugar. Y es que, durante muchos años, hasta entrada la década de los 80, la embarcación soportó erguida el paso del tiempo, por lo que el espectáculo de ver un barco en la arena, a cientos de metros del mar con la marea baja, era algo que resaltaba notablemente en el paisaje circundante.
Pero quizás una de las historias más interesantes alrededor de este barco sea la de un miembro de su tripulación. La misma estaba compuesta de 27 hombres bajo el mando del capitán John Wilson, quien dirigía la embarcación desde el año 1884. A pesar de que todos los hombres sobrevivieron al naufragio, dos de ellos no regresaron a su hogar. Uno desapareció, pero el vigésimo octavo naufragp protagonizó una historia muy peculiar que llegará a nosotros gracias a los escritos de Martín Gusinde, sacerdote y etnólogo polaco que paso muchos años conviviendo con los pueblos originarios de Tierra del Fuego.
Luego del naufragio, el grupo se dividió en dos. 12 hombres, entre los que se encontraba el capitán, decidieron navegar en un bote hasta Bahía Tethis, travesía que les tomó dos días. Los restantes 16 decidieron hacer el recorrido a pie, pero solo 14 fueron rescatados (por el buque “Amadeo” perteneciente a José Menéndez) debido a que uno de los integrantes del grupo original “desapareció” y el otro decidió quedarse a vivir con un grupo de selknams que les había brindado ayuda durante la angustiosa travesía por aquellos remotos territorios. De este marino nada más se supo y su destino fue un misterio por mucho tiempo, hasta que Martín Gusinde, mucho tiempo después, recibiera noticias de parte de Tenenesk, uno de los últimos Xo'on* selknam que habitaron en Tierra del Fuego.
En su libro “Los Indios de Tierra del Fuego”, Gusinde escribe: “Durante la última ceremonia de Klóketen** me contó Tenenesk lo siguiente: “mi primera esposa vivía cuando un barco fue arrojado por la tormenta a la costa oriental de la Isla Grande. ¡Un oleaje tan alto como en aquel entonces nunca más se vio! El barco se quebró en dos. Mucha gente pudo ponerse a salvo nadando hacia tierra. Nosotros les dimos carne, pues no tenían nada que comer. Al cabo de cuatro días llegó otro barco y todos los blancos se fueron con él. Solo uno se quedó, un hombre joven, alto, de tez clara. Le gustaba estar entre nosotros, por eso no se fue con los otros. Desde entonces vivía con nosotros y aprendió a hablar nuestra lengua. Más tarde quiso tomar una esposa selknam. Nosotros lo apreciábamos y estábamos de acuerdo que eligiera aquí una mujer. Pero antes de ello debía ser primero un Klóketen. Cuando nos reunimos nuevamente para las ceremonias secretas, esta vez junto al Lago Fagnano, ese europeo también vino con nosotros y participó como Klóketen. Muchas lunas ya estábamos reunidos en la Choza Grande. Aún no se había concluido el festejo, cuando el blanco murió. Allí mismo lo enterramos. Había sido un hombre bueno. Justamente por eso le permitimos vivir entre nosotros y tuvo que ser un Klóketen. Nunca antes los ancianos habían permitido que un Koliot*** pisara la Choza Grande. Si alguno se hubiera acercado a ella, hubiera sido ultimado. ¡Pero toda la gente estimaba a este hombre bueno! Por consiguiente, aquel inglés, cuyo nombre no se llegó a conocer, fue el primero Klóketen de origen europeo. No se protocolaron los conocimientos y la compresión que puede haber adquirido durante aquella celebración. Su favorable disposición de carácter, unida a una conducta intachable, lo habían recomendado a toda la tribu como persona digna de confianza”. Gusinde concluye que “sin lugar a dudas se trata de aquel inglés que después del naufragio de buque inglés, The Duchess fo Albany, en la costa norte de Tierra del Fuego, se ido con los indios Ona”.
¿Qué habrá impulsado a este marino ingles a quedarse a vivir en una región tan inhóspita entre un pueblo que le era desconocido? ¿Quizás estaba huyendo de la ley? ¿Tal vez estaba cansado del estilo de vida europeo? ¿O tal vez habrá sido cautivado por una integrante del pueblo selknam? Nunca sabremos la respuesta y los detalles continuaran siendo parte de los misterios que nuestra tierra oculta. Pero la historia de este hombre anónimo que se convirtiera en el primer europeo en ser aceptado como parte de los Selknam quedará para siempre en la historia de nuestra región como recordatorio de la bondad y buena predisposición del pueblo originario de Tierra del Fuego, empujado al borde de la desaparición por la "civilización" que el mundo occidental trajo al confín de la tierra.
* Los chamanes selknam, llamados xo'on, eran personas que se creía estaban dotadas de poderes sobrenaturales que les entregaba un espíritu llamado waiuwin durante el trance.
** Alrededor de los dieciocho años los jóvenes varones tenían su iniciación, en ese proceso se los llamaba Klóketen. Para las mujeres no había ninguna iniciación, pero todo adolescente varón debía someterse al Hain. Si el iniciado no conseguía las metas perseguidas tras el primer Hain, debía hacerlo en las siguientes, hasta "graduarse"; después podría casarse.
*** Los selknam se referían a los hombres blancos con la palabra Koliot
Abel Sberna
El Duchess of Albany encallado en las costas de Peninusla Mitre. En esta foto antígua aún se lo puede apreciar en un buen estado de conservación |
Pero quizás una de las historias más interesantes alrededor de este barco sea la de un miembro de su tripulación. La misma estaba compuesta de 27 hombres bajo el mando del capitán John Wilson, quien dirigía la embarcación desde el año 1884. A pesar de que todos los hombres sobrevivieron al naufragio, dos de ellos no regresaron a su hogar. Uno desapareció, pero el vigésimo octavo naufragp protagonizó una historia muy peculiar que llegará a nosotros gracias a los escritos de Martín Gusinde, sacerdote y etnólogo polaco que paso muchos años conviviendo con los pueblos originarios de Tierra del Fuego.
Luego del naufragio, el grupo se dividió en dos. 12 hombres, entre los que se encontraba el capitán, decidieron navegar en un bote hasta Bahía Tethis, travesía que les tomó dos días. Los restantes 16 decidieron hacer el recorrido a pie, pero solo 14 fueron rescatados (por el buque “Amadeo” perteneciente a José Menéndez) debido a que uno de los integrantes del grupo original “desapareció” y el otro decidió quedarse a vivir con un grupo de selknams que les había brindado ayuda durante la angustiosa travesía por aquellos remotos territorios. De este marino nada más se supo y su destino fue un misterio por mucho tiempo, hasta que Martín Gusinde, mucho tiempo después, recibiera noticias de parte de Tenenesk, uno de los últimos Xo'on* selknam que habitaron en Tierra del Fuego.
Estado de el Duchess of Albany en la actualidad. Foto: Abel Sberna |
En su libro “Los Indios de Tierra del Fuego”, Gusinde escribe: “Durante la última ceremonia de Klóketen** me contó Tenenesk lo siguiente: “mi primera esposa vivía cuando un barco fue arrojado por la tormenta a la costa oriental de la Isla Grande. ¡Un oleaje tan alto como en aquel entonces nunca más se vio! El barco se quebró en dos. Mucha gente pudo ponerse a salvo nadando hacia tierra. Nosotros les dimos carne, pues no tenían nada que comer. Al cabo de cuatro días llegó otro barco y todos los blancos se fueron con él. Solo uno se quedó, un hombre joven, alto, de tez clara. Le gustaba estar entre nosotros, por eso no se fue con los otros. Desde entonces vivía con nosotros y aprendió a hablar nuestra lengua. Más tarde quiso tomar una esposa selknam. Nosotros lo apreciábamos y estábamos de acuerdo que eligiera aquí una mujer. Pero antes de ello debía ser primero un Klóketen. Cuando nos reunimos nuevamente para las ceremonias secretas, esta vez junto al Lago Fagnano, ese europeo también vino con nosotros y participó como Klóketen. Muchas lunas ya estábamos reunidos en la Choza Grande. Aún no se había concluido el festejo, cuando el blanco murió. Allí mismo lo enterramos. Había sido un hombre bueno. Justamente por eso le permitimos vivir entre nosotros y tuvo que ser un Klóketen. Nunca antes los ancianos habían permitido que un Koliot*** pisara la Choza Grande. Si alguno se hubiera acercado a ella, hubiera sido ultimado. ¡Pero toda la gente estimaba a este hombre bueno! Por consiguiente, aquel inglés, cuyo nombre no se llegó a conocer, fue el primero Klóketen de origen europeo. No se protocolaron los conocimientos y la compresión que puede haber adquirido durante aquella celebración. Su favorable disposición de carácter, unida a una conducta intachable, lo habían recomendado a toda la tribu como persona digna de confianza”. Gusinde concluye que “sin lugar a dudas se trata de aquel inglés que después del naufragio de buque inglés, The Duchess fo Albany, en la costa norte de Tierra del Fuego, se ido con los indios Ona”.
Tenenesk, chaman selknam. Foto: Martín Gusinde |
¿Qué habrá impulsado a este marino ingles a quedarse a vivir en una región tan inhóspita entre un pueblo que le era desconocido? ¿Quizás estaba huyendo de la ley? ¿Tal vez estaba cansado del estilo de vida europeo? ¿O tal vez habrá sido cautivado por una integrante del pueblo selknam? Nunca sabremos la respuesta y los detalles continuaran siendo parte de los misterios que nuestra tierra oculta. Pero la historia de este hombre anónimo que se convirtiera en el primer europeo en ser aceptado como parte de los Selknam quedará para siempre en la historia de nuestra región como recordatorio de la bondad y buena predisposición del pueblo originario de Tierra del Fuego, empujado al borde de la desaparición por la "civilización" que el mundo occidental trajo al confín de la tierra.
* Los chamanes selknam, llamados xo'on, eran personas que se creía estaban dotadas de poderes sobrenaturales que les entregaba un espíritu llamado waiuwin durante el trance.
** Alrededor de los dieciocho años los jóvenes varones tenían su iniciación, en ese proceso se los llamaba Klóketen. Para las mujeres no había ninguna iniciación, pero todo adolescente varón debía someterse al Hain. Si el iniciado no conseguía las metas perseguidas tras el primer Hain, debía hacerlo en las siguientes, hasta "graduarse"; después podría casarse.
*** Los selknam se referían a los hombres blancos con la palabra Koliot
Abel Sberna
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